“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. ¿Cómo enseñarle esta importante lección de vida a nuestros hijos? Que los niños posterguen las tareas importantes mientras ocupan el tiempo en actividades más entretenidas, es una de las principales preocupaciones de los padres de familia hoy en día. Esta conducta, que puede llegar a convertirse en un hábito, se denomina procrastinación.
Las personas que procrastinan, suelen dejar para después las tareas que asumen como tediosas o aquellas que relacionan con cambios, sacrificio o dolor.
Aunque todos en algún momento de nuestra vida hemos procrastinado, es importante conocer y aprender a utilizar las herramientas adecuadas para evitar esta conducta y reemplazarla con prácticas más productivas.
Es por eso que el día de hoy, nuestra psicóloga Liliana Zambrano, nos explicará cómo motivar y enganchar a nuestros hijos para que realicen y terminen sus actividades de forma efectiva. ¡Acompáñenos!
¿Qué es la procrastinación?
El hábito de la procrastinación, va mucho más allá de la pereza o la desmotivación. Podemos entenderlo como un síndrome que se manifiesta en la evasión de responsabilidades y obligaciones, llevando a las personas a retrasar o posponer acciones y decisiones que se deben atender, pero que, para la persona, generan resistencia, malestar, incomodidad y sustituye por otras menos importantes pero mucho más placenteras.
De esta forma, la procrastinación, es la línea que separa la intención y la acción frente a un cometido en particular. Las actividades se posponen esperando que haya un mejor momento para resolverlas; sin embargo, ese mejor momento nunca llegará, finalmente se acabará el tiempo y no quedará más remedio que darle solución al problema.
El resultado es que acabamos enfrentándonos a una tarea bajo presión y con elevados niveles de estrés. Cuanto más procrastinamos, más difícil y pesado se hace darle salida a las situaciones y eso lleva a que se incremente la tendencia a postergar, es decir, termina siendo un proceso recurrente del cual es cada vez más difícil salir.
¿Por qué nuestros hijos posponen sus obligaciones?
Debemos tener presente que la procrastinación no solo tiene que ver con la gestión del tiempo, sino que tiene estrecha relación con las gestión de las emociones; así que podemos precisar que en los niños, sobre todo en los más pequeños no hay realmente procrastinación, es decir, aún no se ha instaurado el hábito de hacerlo.
Nuestros hijos tienden a posponer o evadir las situaciones que les generan malestar o incomodidad, como evitar comer las verduras si no les gustan o tratar de que papá y mamá los acompañen un rato más antes de ir a dormir.
Esto tiene que ver con aspectos como la autorregulación, la tolerancia a la frustración e incluso la construcción de la noción de temporalidad, que en estos pequeños aún están en desarrollo, por lo que es indispensable el acompañamiento del adulto frente a estos aspectos, por pequeños que parezcan.
Si nosotros como padres de familia asumimos permanentemente posiciones complacientes, con pocos límites, con recompensas inmediatas y rutinas poco estructuradas; los niños evitarán a toda costa enfrentar situaciones o responsabilidades que no les resulten placenteras.
Por esto, es fundamental prestar atención a la manera que tienen nuestros niños de enfrentarse a sus tareas, darles el acompañamiento suficiente, pero permitirles que sean ellos quienes las resuelvan, permitirles equivocarse, aprender la importancia del esfuerzo y limitar las distracciones.
Hay que recordar que la procrastinación puede convertirse en una importante limitación para la obtención de sus objetivos presentes y futuros.
¿Qué consecuencias trae consigo la procrastinación?
Cuando tenemos el hábito de procrastinar, a pesar de estar sustituyendo los pendientes por actividades más placenteras, la realidad es que tampoco lo estamos disfrutando.
En el presente inmediato posponer una tarea nos brinda alivio y es una recompensa temporal, que es precisamente la razón por la que la procrastinación tiende a no ser un comportamiento de una vez, sino un círculo vicioso, uno que fácilmente se convierte en un hábito crónico.
Hay que tener en cuenta que existen otros tipos de procrastinación, donde hay cosas muy importantes que no tienen plazos impuestos para su emprendimiento, como es el caso de iniciar un proyecto personal, concretar tiempo en familia o cuidar de la salud.
Con el paso del tiempo, la procrastinación crónica tiene costos no solo en la productividad, sino efectos en nuestra salud mental y física, manifestándose en estrés, angustia general y baja satisfacción con nuestra vida, síntomas de depresión y ansiedad, hábitos deficientes de salud e incluso, enfermedades crónicas.
Recomendaciones para evitar la procrastinación en los niños
Para evitar que nuestros hijos caigan en el mal hábito de la procrastinación, hay muchas cosas que podemos hacer como padres, pero lo más importante es conocer a nuestros hijos.
Descubrir permanentemente cuáles son sus preferencias, sus ritmos, sus necesidades; así los podremos acompañar a no asumir compromisos más allá de sus posibilidades y a persistir en eso que es necesario que asuman.
Por otro lado, es muy importante detenernos en su desarrollo personal y emocional, y permitirles que desarrollen autonomía, autorregulación y tolerancia a la frustración.
Satisfacer todos sus pedidos y con inmediatez, impedirá comprender el valor de la espera, o si resolvemos por ellos aquellas cosas para las cuales ya están listos, comprenderán que siempre lo asumiremos por ellos o que no confiamos en que lo puedan hacer por sí mismos.
Establecer rutinas diarias
Enseñar a los niños a tener y cumplir horarios es de vital importancia para su futuro y para evitar la procrastinación, así comprenderán que cada cosa tiene un tiempo; estarán establecidos con claridad los momentos para las actividades más placenteras y para las menos placenteras también.
Una hora para hacer los deberes escolares, otra para jugar, un tiempo para descansar y así con cada actividad. Esta regulación que depende inicialmente de nosotros como padres, se irá haciendo cada vez más autónoma.
Comprender que el error es parte del aprendizaje
Para que nuestros hijos venzan la procrastinación, hay que enseñarles a que no tengan miedo al fracaso y fomentar que lo vuelvan a intentar. Cuando un niño o sus padres son demasiado perfeccionistas, el niño buscará aplazar el inicio o el final de las tareas por miedo a no cumplir con ese elevada expectativa, es necesario transmitirles que es más importante hacerlo bien que esperar a que sea perfecto, o para decirlo de otro modo, disfrutar del proceso y no solo el resultado final.
Ayudarles a tolerar la espera y tener paciencia
Recompensar a nuestros hijos tan pronto piden algo, no les ayudará a apreciar el valor de las cosas y se acostumbrarán a la satisfacción inmediata. Por lo tanto, si no aprenden a ser pacientes tampoco sabrán cómo enfrentar las frustraciones de no poder satisfacer sus deseos.
Esta es una recomendación esencial que debemos poner en práctica para que nuestros hijos no caigan en la procrastinación.
Promover el buen uso de los aparatos electrónicos y el Internet
La distracción que ofrece el Internet y los aparatos electrónicos, como los celulares y la televisión, puede ejercer una influencia negativa en los niños a la hora de realizar los deberes escolares e incitarlos a la procrastinación.
Por eso es muy importante establecer el momento, el tiempo y el contenido pertinente para cada uno de nuestros hijos de acuerdo al momento de vida y a sus características.
Dividir las tareas extensas
Algunas veces a los niños los invade la ansiedad cuando la tarea que deben enfrentar es extensa, lo que ocasiona que se vuelva tediosa, y por lo tanto, que pueda generar hábitos de procrastinación en ellos. Este tipo de actividades pueden abrumar a nuestros hijos, hacerles sentir miedo de asumir el reto y terminar posponiéndolo.
Entonces, es recomendable iniciar las grandes tareas poco a poco y dividirlas en momentos o etapas.
Establece un lugar de trabajo libre de distracciones
Para prevenir la procrastinación en nuestros hijos cuando realizan sus deberes, es ideal dejar a un lado los aparatos electrónicos, como reproductores de música, tabletas o celulares que inciten a los pequeños a entretenerse y no llevar a cabo sus responsabilidades o pendientes.
Tener referentes visuales
Este tipo de ayudas son muy importantes para los niños, tanto para construir un horario que les permita anticipar y recordar los diferentes momentos del día con sus responsabilidades; cómo para identificar aquello que están por hacer y lo que ya resolvieron. Los ayudará a concentrarse y priorizar el esfuerzo evitando la procrastinación.
¿Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy es solo un problema que afecta a los más pequeños o también a nosotros como padres?
La procrastinación es un problema que principalmente afecta a los adultos, generando problemáticas en las diferentes dimensiones de su vida, su vida laboral, académica, personal e incluso familiar; debido a todos los efectos negativos que genera.
Por eso es muy importante estar atento a cómo, desde nuestro rol de padres, agenciamos nuestro tiempo y nuestras prioridades. Preguntarnos ¿qué tanto aplazamos la atención que nuestros hijos necesitan?, ya sea por atender el teléfono, el trabajo y tantas otras ocupaciones que componen la vida adulta.
¿Por qué los padres son el mejor ejemplo para sus hijos a la hora de combatir la procrastinación?
La educación de los niños es un proceso continuo e infinito, y el tiempo que le dedicamos (en cantidad y calidad) posibilitará la formación de padres capaces y asertivos, y unos hijos que logran vencer la procrastinación.
Nosotros como padres de familia somos para nuestros hijos un referente en la búsqueda de comprender el mundo de los niños, están atentos a cómo actuamos, a nuestros sentimientos, a lo que decimos y a que tan coherente resulta la conjugación de todos estos aspectos.
No se trata solo de que nos vean trabajar o hacer deporte, se trata de poderles transmitir que para cada cosa hay un momento y un lugar, que es importante priorizar y no aplazar, y que logramos dar salida a emociones como la frustración sin evadirla o sustituirla.
También es muy importante que nos vean haciendo un buen uso de los dispositivos electrónicos, que nosotros mismos podamos cumplir acuerdos, como por ejemplo, que en la mesa comamos sin celular para disfrutar el momento en familia; y principalmente, que logremos transmitirles que no aplazamos lo esencial, nuestra salud, nuestra vida en familia, el tiempo para ellos y con ellos.
¿Cómo influye la disciplina positiva en los niños luchando contra el hábito de la procrastinación?
Encontrarnos con nuestros hijos desde la amabilidad, pero con la firmeza necesaria para acompañarlos en la construcción de su desarrollo, les permitirá conocerse mejor a sí mismos, aprender a lidiar con sus emociones, encontrar en las dificultades una oportunidad y lograr vencer los hábitos negativos de la procrastinación.
No solo se trata de exigir que hagan ciertas cosas o cumplan con responsabilidades; necesitan contar con el acompañamiento de unos padres cálidos, que les posibiliten desarrollar lo necesario para crecer en autonomía y responsabilidad.
Es muy importante escuchar a nuestros hijos y respetar sus necesidades, ayudarles a comprender lo que están sintiendo para acompañarlos a gestionar esas emociones, y enseñarles a aprender del error desde la aceptación y comprensión del mismo.
Esto favorecerá la conexión y el vínculo que nosotros como padres tenemos con ellos, convirtiéndolos en unas personas fuertes frente a los retos que la vida les proponga por más difíciles que parezcan.
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